Hola, hermanos, Dios los Bendiga.
Es un gozo para mí poder compartirles lo que Dios habla a mi vida por medio de Su Palabra, y en esta ocasión les compartiré de un tema que debemos de tener muy presente en la comunión con otros hermanos, pero que a veces fallamos en este aspecto tan importante: El amor fraternal.
Esto vino a mi mente un día que vi cierta actitud de una hermana en Cristo hacia otro hermano (aunque cabe decir que esta hermana está comenzando en esta nueva vida en Cristo y, hasta cierto punto, hay que ser más comprensivos con los hermanos nuevos en la Fe y ayudarlos en su crecimiento espiritual, pues nosotros, los que tenemos cierta madurez espiritual, ya pasamos por eso). Después de esto me quedé meditando acerca de si esa actitud es la que Dios desea que tengamos, y Dios trajo a mi memoria varios pasajes; “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39) este pasaje nos habla de que tratemos a todos como si nos tratásemos a nosotros mismos (recuerden también la “regla de oro”, Lucas 6:31), y, viéndolo al revés, en la forma en que tratamos a los demás se puede ver la estima que nos tenemos a nosotros mismo.
Hasta aquí se puede decir que es algo básico que todos conocemos (aunque no siempre practicamos), pero ¿Qué nos dice Dios específicamente acerca de cómo tratar a los hermanos? La respuesta la encontramos en Romanos 12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. Amor fraternal… Meditando en esto Dios trae de nuevo a mi memoria otro pasaje que la primera vez que lo leí me llamó mucho la atención: Juan 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. Si bien el mandamiento de amar a los demás ya existía (Levítico 19:18, Mateo 22:39), el Señor le da una nueva dimensión: “…como yo os he amado”. Amar como Dios nos amó… ¿El Señor se habrá “equivocado” y olvidado nuestra imperfección humana? ¡No! Pues, una regla de estudio es que “dos es seguridad”, y el Señor repite este mandamiento: Juan 15:12 "Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado… Otra vez, “…como yo os he amado” Y si bien son palabras de Jesús, debemos entender que nos habla del amor de Él (Dios) para con nosotros, y esto me llevó a preguntarme ¿Cómo nos amó Dios? Él envió a Su Hijo Unigénito a morir por nosotros para que tengamos vida eterna (Juan 3:16), pero nosotros no podemos hacer eso ¿Cierto? Pero, si ponemos más atención a la frase “como yo os he amado”, podemos ver que no dice “como yo os amo” (pues el Amor de Dios es Perfecto y nada ni nadie lo puede igualar), sino que nos habla en pasado “...amado”. Esto no se refiere a que Dios ya no nos ame, ¡No!, sino a cómo nos amó antes, ¿De qué?, de que viniéramos a Él, le pidiéramos perdón y anduviéramos en Su Voluntad. Y ¿Cómo nos amó? 1 Juan 4:10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Aquí vemos que Dios nos amó primero a nosotros y no se esperó a que nosotros lo amáramos, sino que, sin que nosotros lo mereciéramos (como todo lo que nos da Dios), envió al Señor Jesús a morir por nosotros.
¿Cuántas veces no hemos saludado, ayudado o nos hemos interesado en algún hermano, sólo porque él no lo ha hecho o porque no lo conocemos mucho ni tenemos mucha relación con él? Yo lo he hecho… Hermanos, podemos ver que Dios no desea que tengamos esa actitud, y si bien no todos somos una “perita en dulce”… bueno, no todos lo son =D, Dios nos manda a amar fraternalmente a nuestros hermanos y a demostrar ese amor, sin importar si ellos lo hacen o “lo merecen”. ¿Y hasta qué punto debemos amar a nuestros hermanos? Hasta la muerte… 1 Juan 3:16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero no se asusten, esto no quiere decir que si un hermano necesita un corazón nos “autosuicidemos” y le donemos el nuestro, sino más bien que nuestro amor no tenga límite, así como el de Dios no lo tiene.
También hay que estar consientes de que todo lo que hagamos debe ser con amor, pues Dios nos dice que sin él nada de lo que podamos hacer sirve: 1 Corintios 13:3 Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. Así que al acercarnos con nuestros hermanos debemos tener amor en nuestro corazón para con Dios y para con ellos, y así realizar todo lo que hagamos, pues el amor es el sentimiento más importante que podemos tener. 1 Corintios 13:13 Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Otra cosa que a mí en lo personal me parece una gran responsabilidad es que, así como en nuestro trato al prójimo reflejamos la estima que nos tenemos a nosotros mismos, también en el amor hacia los hermanos damos testimonio del Amor de Dios, pues si dice “ámense, como yo os he amado” y tratamos mal a un hermano o le hacemos algo que no deberíamos, estamos diciendo que así nos ama Dios. ¿Qué gran responsabilidad, no?
Ahora, yendo más profundo en el tema, podemos ver que Dios nos da más “especificaciones” acerca del amor fraternal. 1 Pedro 1:22-23 Al obedecer a la verdad, mediante el Espíritu, habéis purificado vuestras almas para el amor fraternal no fingido. Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro, pues habéis renacido, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre… En este pasaje veo dos cosas: Primero, el amor fraternal debe ser no fingido; es decir sincero, de corazón, no por aparentar ni por quedar bien con nadie, ni siquiera con Dios. ¿Cómo, el amar de esa forma no me hace más acepto para con Dios? Esa es la segunda cosa, hermanos, ¿Notan que dice “Al obedecer a la verdad… pues habéis renacido…”? Con esto quiero decir que el amor fraternal no es “causante de”, sino “consecuencia de”; es decir que no debemos amarnos fraternalmente para obedecer a Dios y que Él esté con nosotros, ¡Sino porque obedecemos a Dios y porque Él está en y con nosotros! (recordemos, Gálatas 5:22 Pero el fruto del Espíritu es: amor…) Y esto lo podemos corroborar con el pasaje de 1 Juan 3:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano permanece en muerte. Si no somos capaces de amar a nuestros hermanos es porque aún no estamos en Dios, hermanos, y en ese caso hay que hacer oración y buscarlo…
Por último debemos de recordar, hermanos, que todos somos miembros de un mismo cuerpo, ¡El cuerpo de Cristo! Romanos 12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. Y por eso nadie es ni más ni menos que nadie y todos necesitamos de todos: 1 Corintios 12:21 Ni el ojo puede decir a la mano: "No te necesito", ni tampoco la cabeza a los pies: "No tengo necesidad de vosotros". Así que todos nos debemos de tratar como lo que somos, ¡Iguales!
“…El amor edifica” 1 Corintios 8:1
Si alguien tiene alguna pregunta, duda, comentario y/o queja, tenga toda la confianza de mandarme un E-mail o contactare por MSN.
Agradezco mucho el tiempo que me dieron para dar este mensaje para la Gloria de Dios.
¡Saludos y Bendiciones!
Atentamente:
Su amigo y hermano Adrián Salazar PonceEs un gozo para mí poder compartirles lo que Dios habla a mi vida por medio de Su Palabra, y en esta ocasión les compartiré de un tema que debemos de tener muy presente en la comunión con otros hermanos, pero que a veces fallamos en este aspecto tan importante: El amor fraternal.
Esto vino a mi mente un día que vi cierta actitud de una hermana en Cristo hacia otro hermano (aunque cabe decir que esta hermana está comenzando en esta nueva vida en Cristo y, hasta cierto punto, hay que ser más comprensivos con los hermanos nuevos en la Fe y ayudarlos en su crecimiento espiritual, pues nosotros, los que tenemos cierta madurez espiritual, ya pasamos por eso). Después de esto me quedé meditando acerca de si esa actitud es la que Dios desea que tengamos, y Dios trajo a mi memoria varios pasajes; “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39) este pasaje nos habla de que tratemos a todos como si nos tratásemos a nosotros mismos (recuerden también la “regla de oro”, Lucas 6:31), y, viéndolo al revés, en la forma en que tratamos a los demás se puede ver la estima que nos tenemos a nosotros mismo.
Hasta aquí se puede decir que es algo básico que todos conocemos (aunque no siempre practicamos), pero ¿Qué nos dice Dios específicamente acerca de cómo tratar a los hermanos? La respuesta la encontramos en Romanos 12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. Amor fraternal… Meditando en esto Dios trae de nuevo a mi memoria otro pasaje que la primera vez que lo leí me llamó mucho la atención: Juan 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. Si bien el mandamiento de amar a los demás ya existía (Levítico 19:18, Mateo 22:39), el Señor le da una nueva dimensión: “…como yo os he amado”. Amar como Dios nos amó… ¿El Señor se habrá “equivocado” y olvidado nuestra imperfección humana? ¡No! Pues, una regla de estudio es que “dos es seguridad”, y el Señor repite este mandamiento: Juan 15:12 "Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado… Otra vez, “…como yo os he amado” Y si bien son palabras de Jesús, debemos entender que nos habla del amor de Él (Dios) para con nosotros, y esto me llevó a preguntarme ¿Cómo nos amó Dios? Él envió a Su Hijo Unigénito a morir por nosotros para que tengamos vida eterna (Juan 3:16), pero nosotros no podemos hacer eso ¿Cierto? Pero, si ponemos más atención a la frase “como yo os he amado”, podemos ver que no dice “como yo os amo” (pues el Amor de Dios es Perfecto y nada ni nadie lo puede igualar), sino que nos habla en pasado “...amado”. Esto no se refiere a que Dios ya no nos ame, ¡No!, sino a cómo nos amó antes, ¿De qué?, de que viniéramos a Él, le pidiéramos perdón y anduviéramos en Su Voluntad. Y ¿Cómo nos amó? 1 Juan 4:10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Aquí vemos que Dios nos amó primero a nosotros y no se esperó a que nosotros lo amáramos, sino que, sin que nosotros lo mereciéramos (como todo lo que nos da Dios), envió al Señor Jesús a morir por nosotros.
¿Cuántas veces no hemos saludado, ayudado o nos hemos interesado en algún hermano, sólo porque él no lo ha hecho o porque no lo conocemos mucho ni tenemos mucha relación con él? Yo lo he hecho… Hermanos, podemos ver que Dios no desea que tengamos esa actitud, y si bien no todos somos una “perita en dulce”… bueno, no todos lo son =D, Dios nos manda a amar fraternalmente a nuestros hermanos y a demostrar ese amor, sin importar si ellos lo hacen o “lo merecen”. ¿Y hasta qué punto debemos amar a nuestros hermanos? Hasta la muerte… 1 Juan 3:16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero no se asusten, esto no quiere decir que si un hermano necesita un corazón nos “autosuicidemos” y le donemos el nuestro, sino más bien que nuestro amor no tenga límite, así como el de Dios no lo tiene.
También hay que estar consientes de que todo lo que hagamos debe ser con amor, pues Dios nos dice que sin él nada de lo que podamos hacer sirve: 1 Corintios 13:3 Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. Así que al acercarnos con nuestros hermanos debemos tener amor en nuestro corazón para con Dios y para con ellos, y así realizar todo lo que hagamos, pues el amor es el sentimiento más importante que podemos tener. 1 Corintios 13:13 Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Otra cosa que a mí en lo personal me parece una gran responsabilidad es que, así como en nuestro trato al prójimo reflejamos la estima que nos tenemos a nosotros mismos, también en el amor hacia los hermanos damos testimonio del Amor de Dios, pues si dice “ámense, como yo os he amado” y tratamos mal a un hermano o le hacemos algo que no deberíamos, estamos diciendo que así nos ama Dios. ¿Qué gran responsabilidad, no?
Ahora, yendo más profundo en el tema, podemos ver que Dios nos da más “especificaciones” acerca del amor fraternal. 1 Pedro 1:22-23 Al obedecer a la verdad, mediante el Espíritu, habéis purificado vuestras almas para el amor fraternal no fingido. Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro, pues habéis renacido, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre… En este pasaje veo dos cosas: Primero, el amor fraternal debe ser no fingido; es decir sincero, de corazón, no por aparentar ni por quedar bien con nadie, ni siquiera con Dios. ¿Cómo, el amar de esa forma no me hace más acepto para con Dios? Esa es la segunda cosa, hermanos, ¿Notan que dice “Al obedecer a la verdad… pues habéis renacido…”? Con esto quiero decir que el amor fraternal no es “causante de”, sino “consecuencia de”; es decir que no debemos amarnos fraternalmente para obedecer a Dios y que Él esté con nosotros, ¡Sino porque obedecemos a Dios y porque Él está en y con nosotros! (recordemos, Gálatas 5:22 Pero el fruto del Espíritu es: amor…) Y esto lo podemos corroborar con el pasaje de 1 Juan 3:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano permanece en muerte. Si no somos capaces de amar a nuestros hermanos es porque aún no estamos en Dios, hermanos, y en ese caso hay que hacer oración y buscarlo…
Por último debemos de recordar, hermanos, que todos somos miembros de un mismo cuerpo, ¡El cuerpo de Cristo! Romanos 12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. Y por eso nadie es ni más ni menos que nadie y todos necesitamos de todos: 1 Corintios 12:21 Ni el ojo puede decir a la mano: "No te necesito", ni tampoco la cabeza a los pies: "No tengo necesidad de vosotros". Así que todos nos debemos de tratar como lo que somos, ¡Iguales!
“…El amor edifica” 1 Corintios 8:1
Si alguien tiene alguna pregunta, duda, comentario y/o queja, tenga toda la confianza de mandarme un E-mail o contactare por MSN.
Agradezco mucho el tiempo que me dieron para dar este mensaje para la Gloria de Dios.
¡Saludos y Bendiciones!
Atentamente:
e-mail: adrian_sp11@hotmail.com
Todos los aplausos son para Dios
3 comentarios:
me gusto el articulo Adrian......la verdad nos falta amar mas, asi como Dios nos ama a nosotros
bendiciones
cesar guerra
el amor es lo que nos debe distinguir como pueblo de Dios.
Los amo en el amor de Cristo !!!
Adrián, cada vez que leo tus artículos aprendo mucho, gracias a Dios por usarte y darte el entendimiento de Su Palabra. Te felicito, aunque como tu dices: "todos los aplausos son para Dios".
No sabría que más agregar a tu artículo, Dios nos ayude a vivir en amor, ese amor del cual has escrito.
Dios te Guarde.
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