Goliats

viernes, 17 de septiembre de 2010

Muchas son las Bendiciones que Dios desea darnos. Un gran ministerio, una hermosa familia, un buen trabajo… Jeremías 29:11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis. Indudablemente Dios nos quiere Bendecir abundantemente y mucho más allá de lo que podamos pedir o imaginar… Efesios 3:20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros. ¿Pero entonces por qué muchas veces pareciera que no nos llega todo eso a nosotros? ¿Por qué Dios no nos da aquello que tanto deseamos? Ese ministerio, el salir de ese mal hábito, el conquistar a esa persona que tanto nos gusta… ¿Por qué?

¿Será que Dios Bendice más a unas personas que a otras? ¡No! Hechos 10:34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: --En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas. ¿Dios nos mintió o se arrepintió de lo que nos prometió? ¡Nunca! Números 23:19 Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¿Acaso dice y no hace? ¿Acaso promete y no cumple?

¿Cuántas veces no nos hemos sentido así, como unos “cristianos fracasados” que no logran alcanzar todo aquello que Dios quiere darle y hacer con su vida? Por lo menos yo me he sentido muchas veces así, anímica y espirit6ualmente triste por no llegar a esa “tierra prometida”, por no lograr superar esa montaña que me separa de lo que tanto anhelo, o porque aparentemente parece que nunca podré obtener aquello que tanto deseo. ¿Pero qué es lo que podemos ver de todo esto en la Palabra de Dios?

El Señor me llevó a fijar mi atención en la historia de uno de los reyes de Israel más ilustre y conocido: David. Era el menor de entre todos sus hermanos, y algunos eruditos dicen que probablemente era hijo ilegítimo de su padre, pero aun así Dios lo llevó de estar en condiciones muy humildes a ser el rey de Israel. ¿Quién no quisiera ser como David? Pero el Señor me ha mostrado que esto va más allá de un “querer”; todos debemos ser como David. Él ha sido el único de quien Dios mismo dio testimonio de él, Hechos 13:22 Quitado este, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: "He hallado a David, hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero" Todos debemos conformarnos al corazón de Dios, mas esto no significa que si nos equivocamos ya estamos fuera de la lista. Dios mismo lo dijo, David era varón conforme al corazón de Dios, pero por ahí David también tuvo sus errores, aquella “aventurita” con Betsabé y aquel censo que hizo a Israel. Sin embargo Dios sabía perfectamente todo lo que David haría y aun así dijo que era “varón conforme a Su corazón”. Esto me hace preguntarme qué hizo David para llegar a ser uno de los más grandes reyes de Israel incluso teniendo tantas cosas en contra (condición y posición social, carnalidad, Etc.).

Es aquí donde centro mi atención en lo que probablemente es el momento más conocido o recordado de la historia de David: La batalla contra Goliat. Los filisteos (que en hebreo significa “invasores”) e israelitas se disponían a enfrentarse en batalla, ambos ejércitos acamparon en un monte y en medio un valle los separaba; pero los filisteos estaban confiados en su “arma secreta”, un paladín de más de 3 metros de altura llamado Goliat, cuya su sola armadura pesaba más de 50 kilos. 1 Samuel 17:8-10 Goliat se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: --¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él puede pelear conmigo y me vence, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo puedo más que él y lo venzo, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. Hoy yo he desafiado --añadió el filisteo-- al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo. Así estuvo durante 40 días en los cuales cada mañana el ejército israelita se preparaba para la batalla, se ponían en orden de batalle frente al ejército filisteo, lanzaban el grito de guerra, pero al ver a Goliat huían atemorizados. Mas todo cambiaría cuando un muchacho llamado David llegó a dejar alimentos para sus hermanos en el campamento de Israel, éste al escuchar las palabras de Goliat reaccionaría diferente a todos, no se llenaría de temor, sino de indignación. 1 Samuel 17:26 Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: --¿Qué harán al hombre que venza a este filisteo y quite el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? Y, no sé si sabiendo o no a qué se enfrentaría, se decidió a enfrentarlo, con la seguridad de que derrotaría al filisteo en el Nombre de Jehová de los ejércitos.

¿Pero esto qué tiene que ver con nosotros? El Señor tenía muy claro lo que haría con David, 1 Samuel 13:14 Pero ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un hombre conforme a su corazón, al cual ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó. Dios ya había decidido poner a David como rey de Israel, esto ya era un hecho, pero aún no era realidad en la vida de David. Esa “tierra prometida” no se vislumbraría hasta que David venciera a Goliat, 1 Samuel 18:6-8 Aconteció que cuando volvían, después de haber matado David al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel a recibir al rey Saúl cantando y danzando con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Mientras danzaban, las mujeres cantaban diciendo: «Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles». Saúl se enojó mucho y le desagradaron estas palabras, pues decía: «A David le dan diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino». Sin duda Dios podía haber borrado a Goliat del mapa valiéndose de muchas otras cosas, pero si David no hubiera vencido a Goliat nadie lo reconocería. ¿Qué es lo primero que nos viene a la mente al pensar en David?

En nuestra vida constantemente enfrentamos este tipo de lucha, sin darnos cuenta hay momentos en donde tenemos un Goliat frente a nosotros que se burla de lo que Dios quiere hacer con nosotros o de las promesas que nos ha dado, y muchas ocasiones, en lugar de ser como David, reaccionamos igual que el ejército de Israel, nos paralizamos por el temor y huimos sin luchar por esa “tierra prometida” que Dios nos tiene preparada.

No sé por qué situación estés pasando, pero sí te puedo compartir por lo que he pasado. Muchas veces recuerdo momentos donde he tenido junto a mí a la chava que me gusta, me veo y me siento tan feliz, tan Bendecido; el Señor me ha prometido una familia y al pensar en esa chava estoy seguro de que ella es mi “tierra prometida”, siento la convicción de que Dios es mi ayudador y puedo conquistarla; pero es entonces cuando satanás me hace ver la imagen desde otra perspectiva y veo a una mujer hermosa llena de virtudes junto a alguien que está en silla de ruedas, alguien que no se puede considerar un galán, alguien que tiene movimientos y expresiones no muy agradables, satanás me hace ver mi discapacidad, uno de mis Goliats, y me dice que cómo me atrevo a soñar que alguien tan hermosa se puede fijar en mí, que eso nunca pasará. Entonces me llena de inseguridad y de temor, me hace sentir como si no valiera nada frente a ese Goliat. Penosamente, al escuchar los gritos de ese Goliat, me paralizo, ni siquiera intento hablarle y “huyo”, desperdiciando la oportunidad por la que tanto le pedí a Dios.

La realidad es que la tierra de Canaán, la tierra que Dios había prometido al pueblo de Israel, estaba habitada por gigantes Números 13:33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes. Nosotros éramos, a nuestro parecer, como langostas, y así les parecíamos a ellos. La mayoría de los exploradores dijeron Números 13:31 Pero los hombres que subieron con él dijeron: --No podemos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y por eso todos los que creyeron eso en vez de creer y confiar en Dios, no entraron a la tierra prometida y murieron en el desierto.

Pero si el Señor nos dice en Josué 1:9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas» es porque no será algo fácil y nos costará mucho. Dios nos exige esfuerzo y valentía porque muchas veces pasaremos por situaciones donde parece que nuestras fuerzas y lo que podamos dar no serán suficientes, ocasiones donde tendremos miedo, temor e incluso dolor, y momentos en los que lo único que veremos será a uno de nuestros Goliats frente a nosotros y es ahí cuando debemos esforzarnos, ser valientes y confiar en Dios. Es entonces cuando debemos ser como David y enfrentar a ese Goliat con la misma Fe y determinación que él, 1 Samuel 17:45 Entonces dijo David al filisteo: --Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina; pero yo voy contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.

Dios nos dice Josué 1:3 Yo os he entregado, tal como lo dije a Moisés, todos los lugares que pisen las plantas de vuestros pies. Él es quien nos da la victoria, pero de nosotros depende dónde ponemos las plantas de nuestros pies.

Para David vencer a Goliat fue algo muy difícil y muy fácil. Qué difícil es enfrentarse a alguien o a algo a lo que todo mundo le teme y dice que no podremos vencerlo; qué difícil es hacerle frente a un gigante que aparentemente es mucho más poderoso que nosotros y nos hace sentir como si no valiéramos nada, como si fuéramos una hormiga frente a él (1 Samuel 17:42 Cuando el filisteo miró y vio a David, no lo tomó en serio, porque era apenas un muchacho, rubio y de hermoso parecer); qué difícil es creer y confiar en que si Dios está con nosotros no hay quien nos pueda derrotar. Si dejáramos de leer en la parte donde David se lanza en batalla contra Goliat y nos imagináramos el final, tal vez pensaríamos en una pelea épica, donde Goliat parece masacrar fácilmente a David, pero, después de soportar cualquier cantidad de golpes, al final David reúne todas las fuerzas que le quedan y en una proeza histórica derrota a Goliat milagrosamente con un final digno de Hollywood. Pero la realidad es que una vez que David venció todo temor, todo pensamiento negativo, todo “no puedo” “no estoy preparado” “no soy nadie para hacerlo”, una vez que David venció todo eso y contra toda lógica le hizo frente a su Goliat, la realidad es que sólo tuvo que lanzar una piedra y Dios hizo el resto. Qué fácil fue…

Agradezco mucho el tiempo que me dieron para dar este mensaje para la Gloria de Dios.

Si alguien tiene alguna pregunta, duda, comentario y/o queja, tenga toda la confianza de mandarme un E-mail o contactarme por MSN.

En el Amor de Cristo: Su amigo y hermano Adrián Salazar Ponce

Correo electrónico: adrian_sp11@hotmail.com

¡Saludos y Bendiciones!

Todos los aplausos son para Dios

1 comentarios:

Cecy dijo...

Amèn hermano Es verdad lo que coments y poes es bueno recordar quien es Dios :). Dios te siga bendiciendo y dando de su sabiduria .

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