Hola, hermanos, Dios los Bendiga.
En esta ocasión les vengo a compartir algo que el Señor me mostró esta misma mañana acerca de Su Amor, de algo que nos dice en Su Palabra que muchas veces conocemos mas no comprendemos, o por lo menos ese era mi caso.
La mayoría tenemos un área en las que somos débiles y es allí donde suelen aparecer los pecados recurrentes, ya que satanás sabe muy bien dónde atacarnos. Como éstos suelen ser en cosas que a la carne le gusta, al caer en ellos inconscientemente (o eso espero) tomamos la actitud de “Ya caí otra vez, Dios no me va a aceptar así, pero mejor le doy gusto a este deseo para sacarlo de mi sistema y empezar de nuevo desde cero” y ahí vamos a meternos de lleno en la inmundicia del pecado. ¿Verdad o soy el único endemoniado?
Todos pecamos, hermanos, eso es un hecho, no importa qué tan espirituales seamos o qué tanto conozcamos a Dios por medio de Su Palabra y del Espíritu Santo. ¡Sí, hasta el pastor o el que le está compartiendo este mensaje pecan! Esto lo digo porque es muy común que cuando caemos en pecado sintamos que somos los únicos débiles de la iglesia que sucumben al pecado, mas esta idea está muy alejada de la realidad. Debemos tener claro que todos vivimos en cuerpos que aún no han sido redimidos y por lo cual el pecado todavía habita en nosotros (Romanos 7:17, 20), así que el diablo tiene esa “herramienta” para lograr su objetivo: Separarnos de Dios.
Recordemos brevemente cuando Jesús fue llevado al desierto para ser tentado, ¿Con qué lo atacaba satanás? Con la misma Palabra de Dios. Esa es la forma en la que el enemigo ataca, pues no es nada menso y sabe muy bien que como hijos de Dios la Biblia tiene gran impacto en nosotros; por eso cuando caemos en pecado enseguida viene el diablo para acusarnos, para hacernos sentir que no podemos acercarnos a Dios y, consciente o inconscientemente, viene a nuestra mente ese versículo que nos sabemos tan bien: Romanos 3:23 Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Pecamos y por tanto nos separamos de Dios, ya no podemos orar, leer la Biblia, alabarle con libertad ni nada de nada… ¡Mas esto es mentira! (El versículo no, sino lo que nos quiere hacer creer satanás).
En vez de ponernos a filosofar acerca del contexto de esa cita, hagamos lo mismo que Jesús ¡Y contraataquemos también con Palabra de Dios!
Dios nos ama, hermanos, y el Amor de Dios es tan grande, perfecto y misericordioso que dio a su Hijo unigénito para morir por nuestros pecados (Juan 3:16), y no hay mayor amor que este; pero el mundo nos ha hecho poner el Amor de Dios en el mismo concepto que el mundo nos da del amor. “Te amo, pero me mentiste y ya no puedo estar contigo”, esto básicamente lo vemos en cada telenovela, por poner un ejemplo. Mas debemos comprender algo muy claro: Dios define Su Amor como Él quiere. Y si vamos a la Palabra podemos ver que Dios ha establecido algo muy claro de Su Amor, Romanos 8:38-39 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro. ¡Nada nos puede separar del Amor de Dios! Y noten que esto se lo dice a la misma iglesia a la que le declara que el pecado destituye (separa) al hombre de Dios.
Esto puede parecer contradictorio, pero escudriñando la Biblia, a la Luz de Cristo, todo se aclara. Pensemos por un momento qué pasaría si no existiera esa ley que dice que el pecado separa al hombre de Dios (Isaías 59:2, Romanos 3:23), no sentiríamos culpa, o por lo menos no tanta, y no nos separaríamos de Dios (porque hay que ser sinceros y dejar el asunto muy claro, somos nosotros mismos los que, engañados por satanás, nos alejamos de Dios. ¿O acaso salen unos grilletes del piso o aparece la mano de Dios enfrente de nosotros y nos impide pedirle perdón, ir a la iglesia, alabar, Etc.?). La Biblia lo dice muy claro, 1 Corintios 15:56 Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. Sin la Ley el pecado no tiene poder. Curiosamente al pecar viene a nuestra mente Romanos 3:23 y nos sentimos mal, pero no vemos el versículo que sigue. Romanos 3:24 y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. Todos pecamos, sí, pero los que creemos en Jesucristo hemos recibido la redención por medio de su muerte y gratuitamente por Su Gracia; por lo tanto, Romanos 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte - Romanos 6:14 El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia.
El pecado ya no tiene poder sobre nosotros, ya no nos puede destituir de la Gloria de Dios, porque los que hemos sido redimidos por Cristo ya no estamos bajo la Ley, sino bajo la Gracia de Dios. Esto es así sin importar si nos sentimos mal, 1 Juan 3:20 Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.
Pero esto no es una licencia para pecar, ¡De ninguna manera! Pues la Biblia también nos dice en 1 Juan 5:18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, pues Aquél que fue engendrado por Dios lo guarda y el maligno no lo toca. Y también nos lo deja muy claro en Romanos 6:15-16 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte o sea de la obediencia para justicia? Así es, hermanos, es inevitable que si servimos al pecado este se enseñoree de nosotros y satanás dirija nuestras vidas, separándonos de Dios.
Juntamente con la libertad del poder del pecado que Dios nos ha dado, también debemos comprender que Él nos libertó, sí, pero es para que le sirvamos y hagamos Su Voluntad: Romanos 6:18 Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
Así que comprendiendo un poco el infinito Amor de Dios, al caer en pecado podemos estar seguros de que no tenemos por qué alejarnos de Dios avergonzados, y sí acercarnos confiadamente a Él, pedirle perdón y dejar que la preciosa sangre de Jesucristo nos limpie (Hebreos 4:15-16, 1 Juan 1:9).
Agradezco mucho el tiempo que me dieron para dar este mensaje para la Gloria de Dios.
Si alguien tiene alguna pregunta, duda, comentario y/o queja, tenga toda la confianza de mandarme un E-mail o contactarme por MSN.
En el Amor de Cristo: Su amigo y hermano Adrián Salazar Ponce
Correo electrónico: adrian_sp11@hotmail.com
¡Saludos y Bendiciones!
Todos los aplausos son para Dios
1 comentarios:
Muy bien Adrian...bonito mensaje....espero y sigas escribiendo y ya sabes echanos la mano...en este blog...y como dice la biblia....La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado......no dice ke nos limpiara,o ye ya nos limpio...dice ke nos limpia esta en tiempo presente....al instante Dios nos perdona, a un corazon contrito y humillado no deprecia el Señor
atte: Cesar Guerra
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